lunes, 22 de octubre de 2012

Comunidades awajún viven angustiadas por derrame de petróleo

Desde hace cuarenta días los más de cuatrocientos habitantes de la comunidad awajún de Suwants, provincia de  Condorcanqui, Amazonas, siguen preocupados debido a que, según afirman, sus aguas se encuentran contaminadas con petróleo.


Un derrame de petróleo se produjo el 4 de setiembre a las primeras horas de la mañana, producto de un deslizamiento natural que hizo una fractura al oleoducto norperuano administrado por Petroperú que se encuentra en el caserío de Nueva Esperanza, a 3 horas a pie de Suwants.

El derrame afectó a las comunidades de Suwants, Kusumatak y Tokio así como a los caseríos de Alan García y Nueva Esperanza.

Sin embargo el número exacto de comunidades afectadas aún no se ha podido determinar y hasta la fecha, a más de un mes del derrame, no se ha podido comprobar si las aguas de la quebrada Suwants que recorre todas las zonas afectas están contaminadas por el derrame del crudo.

El día de 09 de setiembre, los habitantes de Suwants encontraron que la quebrada donde pescan, se bañan y toman agua apareció con manchas de petróleo.

Frente a este problema y sin información oficial, la comunidad convocó a una asamblea de emergencia para decidir qué hacer.

De esta forma se redactó un memorial el día 12 de setiembre de cuatro puntos dirigido al ingeniero Carlos Leiz Suarez, Gerente de Operaciones de Petroperú, preguntando acerca de la contaminación y pidiendo ayuda debido que hasta la fecha no sabían que había sucedido.

“En este sentido los moradores de este lugar solicitamos apoyo emergencias sobre contaminación de aguas”, decía el mencionado memorial.
  
Plan de limpieza de Petroperú

Sin embargo, días antes del reclamo de la comunidad de Suwants, PetroPerú ya se encontraba trabajando en la zona. Horas después del derrame alertados por los habitantes de Nueva Esperanza, la empresa se hizo presente en el caserío con maquinaria, equipos de profesionales y un contingente de hombres qué llegarían a más de 160 en los días siguientes.

Se empezó con la limpieza de la colina donde se asentaba el tubo, se trajeron camiones cisternas para recoger el crudo y se colocaron dos pozas en la quebrada de Nueva Esperanza, para contener el petróleo. El objetivo era recoger todo el crudo del agua.

Los más de 150 hombres que trabajaron para Petroperú habitan en los caseríos y las comunidades que se han visto afectadas con el derrame: Nueva Esperanza, Alan García, Cuzumatac, Suwants.
Según testimonios y entrevistas a comuneros y a personal de PetroPerú, durante los primeros 20 días después del derrame se trabajó a dos turnos, de 6:00 am a 6:00 pm y de 7:00 pm a 1:00am.

Al mando de baldes y palas, los pobladores afectados por el derrame trabajaban para limpiar la mayor cantidad de petróleo posible. Según testimonios recogidos las condiciones de trabajo eran precarias.

Solo a un grupo se le entregó mascarillas y guantes, a los demás se les entregó una muda de ropa, polo y pantalón, para los días de trabajo. Tampoco se les informó de los problemas con el contacto diario con el crudo.  

Toman muestras 

 

Por otro lado, nueve días después de presentado el memorial y a 17 días del derrame hubo respuesta a los pobladores Suwants.

Ante una asamblea en al comunidad, encabezada por el Apu, se presentaron el Ing. Cesar Saavedra Lopez, supervisor de seguridad de PetroPerú y el Ing. Felix López, encargado del grupo de vigilancia.

En esa visita se tomaron las muestras de agua respectivas y se convocó a una reunión con la comunidad. En ésta la comunidad demandó que se le solucionara el problema de la contaminación del río argumentando que era su única fuente de vida.

Además, como suele suceder en comunidades con gran cantidad de necesidades, acompañados a la solución de la contaminación hubo peticiones de agua potable, tachos grandes para guardar agua, ropas, medicinas, mosquiteros, entre otras.

En respuesta, los representantes de Petroperú se comprometieron a “dejar libres de contaminación la zona” así como ha gestionar las peticiones de agua potable, medicinas y ropas, además de gestionar “un motor generador, pelotas y camisetas deportivas”.

Sin embargo, no se ha cumplido con casi nada de lo establecido en el memorial, salvo la entrega de tachos para recolectar agua.

Ante la pregunta sobre la contaminación el señor Javier Vargas, encargado de Seguridad y Medio Ambiente de Petro Perú, afirma que es poco probable que el crudo haya llegado hasta Cuzumatac, Suwants o Tokio y que los caseríos afectados como Alan García y Nueva Esperanza el agua no es para consumo humano.

Es decir que para Petroperú no se ha contaminado la quebrada que llega a las comunidades, que las manchas de petróleo, en caso de existir, son mínimas y no contaminan. En conclusión no son dañinas para la salud.

Acompañado al mensaje se entregaron bidones con agua y se realizaron campañas de salud en Kusumatak, otra de las comunidades afectas que se encuentra a media hora caminando de Suwanats, los días 03, 04 y 05 de octubre.

Esta campaña de salud también se realizó en los caseríos de Alan García y Nueva Esperanza. Todas estas campañas según informó el representante de la petrolera “son parte de la inclusión social que promueve la empresa”.

 

Comuneros aún no saben si existe contaminación


Hoy a más de 40 días los habitantes de Suwants, así como los habitantes de las otras comunidades afectas, no pueden probar “técnicamente” si sus aguas están contaminadas pues a pesar insistir que encuentran hasta hoy recurrentemente, en especial cuando crece la quebrada producto de las lluvias, muestras de crudo en el río los resultados de la muestras tomadas por Petroperú aún son desconocidos.

Si bien en Suwants evitan bañarse en el río o comer los peces no pueden hacerlo por mucho tiempo más porque esa quebrada es su principal fuente de vida.

El tema de los resultados de la muestra de agua también es demandado por Petroperú pues eso probaría que no existe contaminación.

Sin embargo los resultados se encuentran en Lima y hasta la fecha no hay respuesta. Los trabajos de Petroperú continúan en la zona del derrame mientras los habitantes de Suwants siguen esperando solución a los problemas de la contaminación.

En una comunidad donde no existe luz eléctrica, no hay señal de teléfono y la comunicación es sumamente difícil se teme que este tema quede en el olvido y que la contaminación termine en el largo plazo generando problemas de salud en la comunidad.

Agradecemos el envío de la información a Enrique Arias Aróstegui.
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Fuente: Servindi

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